Cinco óperas que fracasaron en su estreno

25 mayo 2020 ·  
Duración: 21:15
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Películas como Blade Runner, Citizen Kane, Toro Salvaje o Qué bello es vivir son clásicos del cine. Pero todas tienen algo en común: comenzaron con mal pie. Estas obras maestras recibieron duras críticas, mala prensa o poco cariño del público en su estreno.

Igual que en el cine, hay óperas que hoy ocupan primeros puestos en la lista de óperas más representadas del mundo, pero que fracasaron estrepitosamente cuando fueron estrenadas.

En este vídeo hablaremos de cinco óperas y cinco películas que fracasaron en su estreno.

5 – Tannhauser y Blade Runner

Dirigida por Ridley Scott y protagonizada por el ya entonces consagrado Harrison Ford, Blade Runner es sin duda un clásico de la ciencia ficción.

Esta historia de detectives acontecida en un mundo futurista ya se concibió con grandes problemas: peleas entre Scott y los productores, entre Scott y el equipo de filmación estadounidense, Scott y los inversores. Un lío importante.

Esta aura de problemática siguió a Blade Runner hasta su estreno. La película pasó por varias reediciones y reestrenos, en los que se cambiaron elementos substanciales del film como la voz en off y el final de la historia.

Scott debió sentirse igual que Wagner cuando presentó por primera vez al mundo su ópera Tannhäuser el 19 de octubre de 1845.

El estreno de Tannhäuser fue más bien agridulce. En 1845, Wagner era Director de la Ópera de Desde y ya tenía renombre por sus óperas Renzi y el Holandés Errante.

Hay dos causas señaladas para este infortunio.

Por un lado, la fuerte escasez interpretativa, la falta de expresión dramática de los cantantes. El tenor, Joseph Tichatschek, tenía una voz muy desarrollada pero pocas dotes interpretativas.

Johanna Wagner, la sobrina del compositor, era demasiado joven para interpretar a Elisabeth y su hondura personalidad. Y para más INRI, la mítica soprano Schroeder-Devrient, era ya una vieja gloria, con una voz demasiado potente para interpretar a Venus, la joven y bella diosa del amor.

Por otro lado, en Tannhäuser, Wagner comenzó a mostrar una de sus singularidades: la melodía infinita. Saliéndose de las estructuras de la ópera clásica y romántica, Wagner componía una obra sin interrupciones, sin cortes de arias ni melodías predominantes.

En ese océano armónico, de vez en cuando dejaba entrever bellísimas melodías, como si fueran oleas rompiéndose a la orilla del mar y volviendo a encontrarse con la masa de agua; dejando un sabor, dejando las ganas de sentir más. Para el público fue, cuanto menos, desconcertante.

Igual que las reediciones de Blade Runner, Tannhäuser tuvo una versión parisina adaptada por el propio Wagner que, no fue agridulce como su estreno en Dresde: ¡fue un absoluto fracaso!

El público francés no la tomó con buen acierto. De las causas y consecuencias de este mal encuentro, podemos extraer una reflexión sobre las diferentes formas de entender la ópera, el arte escénico, personal y culturalmente. Actualmente, se producen versiones mixtas de Tannhäuser a gusto de los directores y productores.

4 – Madama Butterfly y El Mago de Oz

Son más que conocidos los problemas de producción del Mago de Oz de 1939 de Victor Fleming y protagonizada por la grandiosa Judy Garland.

La producción de la Metro Golden Meyer fue mítica pero también maldita.

Pasó por cinco directores diferentes; tuvieron que contar con al menos diez guionistas para desarrollar la historia; los actores se enfermaron por culpa de la caracterización; la productora tuvo que invertir muchísimo dinero; para conseguir que las cámaras Technicolor grabaran algo decente, había muchísima iluminación ¡por lo que la temperatura de plató superaba los 38 grados!

Un drama. La poca recaudación en taquilla puso la cerecita al pastel.

La ópera que también tuvo algunos problemas de realización, aunque incomparables con los del Mago de Oz, fue Madama Butterfly del grandioso Giacomo Puccini.

Para empezar durante la composición, Puccini sufrió un accidente: quedó atrapado dentro de su automóvil volcado.

Logró llegar sano y salvo, un 6 de enero de 1904, para dirigir los ensayos en la Scala de Milán. La ópera estaba recién salida del horno y no había dado tiempo dar el toque final. Por lo que los cantantes recibieron las partituras por partes.

Además, la editorial Ricordi prohibió que las partituras salieran del teatro. También impidió la asistencia de la prensa a los ensayos. Eso no puso muy contento a los críticos.

El estreno el 17 de febrero de 1904 fue desastroso. El público de la estala abucheó desde el principio de la ópera prácticamente. Muchos encontraron coincidencia entre algunas piezas de coro y La Boheme. En el siglo XX, el pasticcio no era muy bien visto por el público.

El pasticcio es el reciclaje de piezas de otras óperas muy común en compositores como Rossini o Donizetti. Pero del pasticcio hablaremos en otro vídeo.

Durante el segundo acto el público impidió prácticamente cantar a los artistas por el griterío. Incluso boicotearon el intermezzo del segundo acto que mencionamos en el vídeo de los intermezzi más célebres de la ópera. Total, un desastre. Con suerte, Puccini incluyó algunos cambios y convirtió Madama Butterfly en un verdadero éxito.

3 – Il Barbiere di Siviglia y Citizen Ken

Citizen Ken, la ópera prima de Orson Wells, es sin duda el clásico de cine. Una película que se estudia en cualquier carrera de cine. Pero en sus orígenes tuvo que enfrentarse al boicot y a la campaña de desprestigio del magnate William Randolph Hearst.

Hearst llegó a controlar más de 28 periódicos de circulación nacional, editoriales, compañías y emisoras de radio, revistas y otro montón de medios comunicativos.

El magnate asumió que Ciudadano Kane estaba inspirada en él, por lo que empezó una cruzada personal contra el film, logrando su objetivo: que el estreno de la película fuera un fracaso.

Aunque Paisiello no fue un magnate, sí que tuvo una contienda personal contra una obra que hoy en día es considerada mítica. Me refiero a la ópera Il Barbiere di Siviglia de Rossini.

Al Barbero de Sevilla la conocemos todos como la madre de las óperas bufas. Pero lo que quizás no sabías es que ya existía una el Barbero de Sevilla antes de Rossini.

El compositor Italiano Giovanni Paisiello junto al libretista Petrosellini habían estrenado en San Petesburo el Barbero de Sevilla o la precaución inútil y se convirtió en una ópera muy popular.

Cuando en 1816 Rossini estrenó en el Teatro Argentina de Roma su Barbiere, se encontró con un público muy hostil, muchos partidarios de Paisiello.

Sonaron silbidos y abucheos. El público aprovechaba cualquier oportunidad para mostrar su desacuerdo. Y tuvieron muchas ocasiones, porque pasó de todo: uno de los actores tropezó, al violinista se le rompió la cuerda ejecutando un pasaje, incluso un gato saltó de repente al escenario.

Citizen Ken y el Barbiere di Siviglia: dos obras boicoteadas por enemigos personales, pero que se consagraron con el paso de tiempo y acabaron siendo referentes de sus respectivas artes.

2 – Carmen y Toro Salvaje

Toro Salvaje es una de las películas más reconocidas de Martin Scorsese. La película explica la historia de Jake LaMotta, un boxeador italoamericano que cuando alcanza la fama y el éxito, tiene que enfrentarse a la cara oscura de su vida y del boxeo.

Es curioso que Scorsese decidiera incluir en el repertorio de su banda sonora algunas piezas del compositor operístico, Pietro Mascagni. El famosísimo intermezzo de Cavalleria Rusticana abre la película tal y como mencionamos en el vídeo de los intermezzi más célebres.

A pesar de todo, la película no tuvo mucho éxito en su estreno. Algunos dicen que por la avivada violencia que se muestra, pero las causas son quizás más profundas.

El crítico de cine Fernández Valentí explica en su libro “Martin Scorsese. Un infiltrado en Hollywood”, que el fracaso en la taquilla tal vez estuvo inducido por el Hollywood system.

La industria de cine estadounidense quiso parar los pies a los directores de la generación de los 80, que reivindicaron sus voluntades, y la libertad artística y creativa para hacer cine.

De hecho, Valentí cita a la actriz Margot Kidder, amiga de Scorsese, quien afirmó “ninguno de nosotros estábamos preparados para los ochenta. Nuestra mente seguía en los setenta”.

El mismo grito de libertad creativa se vio en el estreno de la ópera Carmen de Georges Bizet en la Ópera Comique de París.

Como explicamos en nuestro análisis histórico, argumental y musical de Carmen , el estreno fue un absoluto fracaso. El público parisino no recibió con buenos ojos la mixtura de ópera seria y ópera-comique que Bizet había propuesta en Carmen.

También criticaron fuertemente que se viera un asesinato sobre el escenario, y la predominancia del rol femenino fuerte, independiente y libre de Carmen.

1 – La Traviata y Qué bello es vivir

Solo en casa, Pesadilla antes de navidad, Love actually son algunas de las películas que tradicionalmente las televisiones emiten cuando empiezan el invierno. Si hay una película que empezó esta tradición fue ¡Qué bello es vivir! de Frank Capra.

El film de 1946 es un verdadero clásico que tuvo muy mala recaudación en su estreno por varios motivos.

Principalmente se enfrentó al boicot del Comité de Actividades Antiestadounidenses de Hollywood que la clasificó como propaganda comunista, por el intento de desacreditar a los banqueros y al presentar a Barrymore como “un personaje de corazón duro para convertirlo en el hombre más odiado del film”.

La década de los 40-50 en Hollywood fue un tanto loca con la censura política. Pero este tipo de censuras de las altas esferas no fueron novedoso.

Verdi tuvo que enfrentarse a la censura en el estreno de su obra maestra, La Traviata. Como sabréis, la historia de La Traviata se basa en la vida de la cortesana Alphonsine Duplesis. Historia que también cuenta Alejandro Dumas hijo en La Dama de las Camelias.

Pues la ópera se estrenó en el teatro Fenice de Venecia el 6 de marzo de 1853, seis años después de que Dupresis muriera. Su historia era muy reciente. Muchos de los amantes de Durpesis seguramente se sentaban entre el público.

El estreno se empañó por esto. La Traviata es un espejo de la sociedad contemporánea de entonces, algo extraordinario en la ópera. Las historias que se solían contar sucedían en tiempo antaño, en otros contextos, pero La Traviata no, la ópera de Verdi reflejaba a la sociedad del momento.

El teatro obligó a Verdi a ambientar la ópera dos siglos antes para alejarse de la contemporaneidad.

Tanto ¡Qué bello es vivir! como La Traviata se estrenaron como obras que contaban una historia del momento, sin decoro alguno de la realidad.

Las altas sociedades se tomaron mal que fueran retratadas con tanta sinceridad, aunque quizás ni si quiera fuera voluntad del autor y del compositor respectivamente hacer crítica social en este aspecto.

Y tuvieron que aguantar la condena de las altas esferas, manteniendo sin embargo la esencia que les hizo obras maestras con el paso del tiempo.