En la ópera suelen ser los tenores los que se quedan los papeles heroicos. Por eso cuesta encontrar arias épicas, aquellas que te encienden el fuego interior, en los roles de soprano.
En este vídeo vamos a descubrir cinco arias épicas de soprano. Arias que se cantan con coraje y ensalzan al público; arias con la valentía y la fuerza épicas propias de una heroína.
5 – Hojotoho! – Die Walküre – Richard Wagner
Empezamos fuertes este top, con esta maravillosa aria de soprano de Die Walküre (Las valquirias) de Richard Wagner: Hojotoho!
Como ya sabéis en las óperas de Wagner no encontramos arias como tal, pero podemos considerar a esta una para conveniencia del top.
El encuentro de la valquiria Brunilda con su padre Wotan, nos regala este momentazo para soprano.
Brunilda avisa a su padre que se prepare para la llegada de Fricka, su esposa, que lo ha encontrado escondido en las montañas, i no viene precisamente muy contenta.
Esta misma llamada de la valquiria se repetirá en el preludio del tercer acto. Una pieza que se ha trasladado con fuerza a la cultura popular como el tema de Apocalypse Now de Francis Ford Coppola, o del Nacimiento de una nación, de Griffith.
4 – Ambizioso spirto… Vieni! T’affretta! – Macbeth – Giuseppe Verdi
En el puesto número cuatro tenemos esta preciosa aria de la ópera Macbeth de Verdi.
Lady Macbeth recibe una carta de su esposo en la que le comunica que unos mensajeros del rey le anuncian su nombramiento como rey de Escocia.
Sabiendo esto, Macbeth urde un plan para quitarse de en medio a Duncano, el actual rey de Escocia, y hacer que se cumpla la profecía.
Sabiendo que su esposo es débil y que puede ser vencido por el temor, Macbeth le da valor para encender su frío corazón i que cumpla su parte del plan.
Esta aria y su cabaletta, enciende el corazón de cualquiera.
3 – In questa reggia – Turandot – Giacomo Puccini
Y pasamos del calor de Macbeth al frío de Turandot. El aria «In questa reggia» que presenta a la temible principesa Turandot en el segundo acto de la ópera homónima, requiere de un gran control de la técnica para ejecutar sus grandes y sostenidas notas.
En «In questa reggia», Turandot relata la historia de su abuela, la principesa Louling. Después de perder una espantosa y terrorífica guerra, Louling fue arrastrada por un hombre extranjero que la acabaría asesinando.
Por eso, Turandot sentencia que esa historia no volverá a repetirse. El horror que pasó su antepasado sigue vivo en su corazón y por ello no permitirá que Calaf pretenda quedarse con su amor.
En In Questa Reggia explica el motivo por el que es tan cruel con sus pretendientes. Tres enigmas deben responder para poder acceder a su corazón. Si fallan en alguna de sus respuesta, les espera la muerte.
2 – Ebben? Ne andró – La Wally – Alfredo Catalani
En el puesto número dos tenemos a “Ebben? Ne andró lontana” de la ópera de Alfredo Catalani, La Wally.
El padre de Wally, Stromminger, quiere casar a su hija con un señor que ella rechaza. Wally está enamorada de Hegenbach, un cazador del pueblo vecino.
Wally humilla en público al pretendiente de su padre, y se niega a casarse con él. Stromminger, en estas circunstancias, le avisa: o te casas con Gellner o te vas de mi casa.
Wally no lo duda ni un segundo y se marcha a vivir con Walter, su amigo, a las montañas. Nos lo cuenta con esta pedazo de aria, propia de una mujer valiente y empoderada.
Menciones especiales
Antes de pasar al número uno os dejo con algunas menciones especiales:
1 – Con onor muore – Madamma Butterfly – Giacomo Puccini
Creo que este top merece ser encabezado por el aria «Con onor muore» de Madama Buttefly.
Butterfly se hace harakiri, se suicida como una heroína, para que su hijo que marche a estados unidos con Pinkerton “sin que le remuerda en sus días futuros el materno abandono”.
Un sacrificio que da el punto final a la ópera de Puccini y que deja al espectador con el corazón en un puño. Más que con una sensación de épica, con una sensación de profunda tragedia.
Pero enciende el fuego en el público por la injusticia de esta tragedia que supone el cinismo, el descaro y la procacidad de Pinkerton.